Tocar el llanto del cielo con el lomo.
Penetrar el líquido, que tu mano se moje
Con agua salada.
Encender farolas en cada lágrima.
Y que su peso al caer se expanda.
Tocar el llanto del trabajador con el hueso.
Desnudarse de carne, llegar al tuétano.
Sentir así el filo del dolor en serio.
Congelar el aire. Quedarse quieto.
Mirar entonces hacia el fondo
Del hombre y su tormento.
Hacer silencio.
Amasarlo entre nosotros.
El silencio ante el dolor.
Dolor, dolor nuestro.
Y alimentar el alma
Con el pan del respeto.
Sólo así el grito de guerra
Emergerá, profundo
Y hará un pozo en el cielo,
Un pozo de libertad
Por el que enfrentar
Tanta Enfermedad
TAN
Oscura Impunidad.
Tanta Enfermedad
TAN
Oscura Impunidad.
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