Sobre los techos de la mañana elefantística oigo cómo ruedan las migas memoriales
será deber esta vez dignificar la nada
el rincón vacío
cavernoso cuenco
de olvidados narcisos
y asir en ese nacer oscuro los tesoros perdidos
por manos suaves, dulzores que fueron vicio
¿Cómo habrá sido
donde la desnudez …
donde la música de la piel
donde el claro
el terreno sagrado
tráfico de dádivas, corceles del sueño?
¿Habrá en la temporalidad del cuerpo
rasguño
cerrazón
enérgicas corrientes de hemoglobina?
Medirme ahora
medir el escurrimiento de la alegría
asimilar la ira
arrancar de mi una guardiana
que escudriña cada cuadrícula de tierra explotada
calcula
lastima los ojos
y aun hila paciente un tul
hila
en silencio ya sin sangre
puntos complejos
contrapuntos laberínticos
hila
Iso el velo de estos ojos que miran hacia donde tiendo las ramas de mi floresta,
yo tejo con hilo secreto la imposibilidad de una trama muy mía
delante de los recintos que determinan dolores
así escondida, caleidoscopio la subjetividad del mundo en el murmullo fantástico del dibujo impreso minúsculo en el tul de la mirada;
pintada toda roja
desordenada
Hice un teatro
de tu temple y ahora
no perteneces
nunca más
no habitas
con esos pies de plomo
a la tibieza cósmica de orfebre feliz
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