miércoles, 5 de diciembre de 2007

leave

los colores en la sombra de una silueta que se forma en el piso

los colores del mundo

indefinidos

la silueta devenida a mi organismo

que sabe ser la sombra de mi

lo tangible no se desvanece

tangible, perenne

yo tóxica

yo cuerpo

raspo froto toco rompo

reúno de pronto el abstracto con lo sólido

me arrastro, en el suelo los huelo, aquellos colores de mi cuerpo

Frescura de manzanas...

pétalos en libros...

pereza oceánica...

verdores incandescentes...

hamacas...

muevo la cabeza hacia arriba

un, dos

ya casi puedo ver las vigas del techo

(siempre llamaron mi atención, mi lirismo tímido, esos caudalosos rayos de luminiscencia que se abren paso entre agujeros; anestesiándonos)

tres

Constitución

inmundicia

inmovilización

amargura de flote

como despertar

un solo color imperialista fusiona esta gama

el azul grisáceo de Buenos Aires a las siete

todavía en primavera del asfalto, el preludio del neón,

o también, aquél amarillo pútrido y caliente

que emanan los rieles del tren y vuela sobre la hierba

desprendiéndose del viaje hacia la ciudad

y sus multiplicaciones

irse

d

5 comentarios:

Antonio Sustaita dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio Sustaita dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio Sustaita dijo...

Gotas de cuerpo nos salpican el ser.

H.R.Cuenya dijo...

Dahlia que extraño que es esa energia magica que brota del mundo tan hermoso y horripilante.

Saludos desde el otro lado del vidrio de la pantalla.

Federico J. B. dijo...

Sonaré platónico, pero "la silueta devenida a mi organismo ()que sabe ser la sombra de mi". Esto me vuelve a leérte de viento. Aunque el viento baje de Constitución y se arterie por Brasil hasta algúna célula urbana (perdón, soy pueblerino) los vientos son viento.