martes, 2 de octubre de 2007

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Alguien dijo una vez que sus ojos eran sinceros. Que el estrepitoso descenso de sus párpados cortinados a mitad del carmín de las venas reventadas sobre el blanco, era bello porque expresaba en si mismo el estado indecible de su alma. Mi madre también dijo, durante mi pequeñez acomplejada por armonías rotas del cuerpo que comenzaba a ser mío, que las narices grandes generaban respeto: presencia ineludible en el mundo: un “¡aquí estoy!” imposible de ignorar.

Hoy llueve.

Me parece que cae agua del cielo con fisonomía propia. Cada gota dibujando una piel, una mirada llevada con pesadez, una boca prodigiosa que canta composiciones desconocidas, una nariz delicada disolviéndose en polvos blanquecinos. ¿Cómo llevamos la libertad de un rostro en las correntadas de esta era venenosa de reclusiones y aislamientos? Las presiones dictatoriales de los tiempos que corren son sombra y asfixia para el candor de una simple sonrisa. Los trenes, el supermercado, un parque y mi hogar, vidrieras que exponen las complexiones forzadas de caras en serie. Pureza extinta o quizás enjaulada tras los gestos que vamos practicando con automatismo, clavándolos en la viveza y el movimiento de la sangre. Quizás por eso un rostro calmo me obnubile... de alguna manera, cuando la integridad de la niñez florece en la expresión cadente y natural de un rostro, como un pétalo suaviza algo en mi: ojos que no esquiven ni cambien su visión por gafas negras, pupilas menos dilatadas o bocas serenas. Esta lluvia no amaina, una tormenta se avecina. La presencia ineludible se achica, las gotas rugen sobre las chapas del techo y una boca hinchada se abre con dolor, se desgarra en su extrema tersura, y los ojos que imaginé en el aplomo del agua, flotan bajo nubes impenetrables: chorrean lluvia. Relampaguean. Oigo un trueno. Lloran viento. Alguien dijo una vez que sus ojos eran sinceros.
//Pintura René François Magritte //


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4 comentarios:

H.R.Cuenya dijo...

Unos ojos sinceros y un rayo que ilumina todo por un segundo.
Cada vez escribis cosas mas lindas.

Ezequiel dijo...

Muy muy lindo!

Saludos

Ezequiel
www.unarazonparavivir.com.ar/blog

El Mostro dijo...

No soy de dejar mensajes, pero te mando un saludo mostro.

Ana dijo...

Qué bien descrito el hallazgo de un alma cercana, al menos ahi fui yo a colocarme según te fui leyendo. Son escasas las veces en la vida en las que encontramos reflejo en otros ojos y nos topamos entonces con algo así como sería la verdad nuestra. Lástima que ese día todo sean ralámpagos y siga lloviendo, pero bueno, nunca llueve sobre mojado...
Encantada, vine de blogueratura.