domingo, 3 de diciembre de 2006

le

No cree
Y por no creer
le cuestionaron su vida:
este mundo es inmerecido sin alegría.
Sin verdad, sin mentira.
Se rehúsa a reflejarse en dos agujeros negros,
porque sabe que dos agujeros negros
son dos grietas abismales, aglutinantes, dos túneles de otros colores.
OTROS
(No del blanco y negro de Godard, no del sepia de sus canciones peregrinas).
Prefiere la lluvia, la contemplación, el cielo abierto con trazos de su alma
dibujados en el nimbo incandescente. Se pierde entre los laberintos de la poesía.
Transita las calles sin prisa. Sólo se exalta cuando el sol matinal ilumina sólo
la cama sobre la que yace su cuerpo, único espacio sobre el que se proyecta una sombra.
Una sombra de olvido, un vacío al saber que la realización de la vida y la muerte quedaron
sepultados en un rincón de la ciudad del sueño.
Y sus restos, esos días, sobrevuelan la inercia indolora,
jugando a las escondidas con su destino en la danza alucinatoria del tóxico mundo.
Distrayendose con orquídeas que roba de un jardín definitivo.

d

2 comentarios:

Antonio Sustaita dijo...

Es una visita del silencio reunido.

Buenas y nuevas tus palabras. Tus palabras tienen la forma de tus ideas. Cárcel construida con olas, con hilos de luna, con fugas. Es dulce tu dolor, como el olor de un perfume nuevo. Olor a jaula de la que se ha escapado para no volver más.

naza dijo...

en pocas palabras , me encanto, me dejo sentado a muchos kilometros de donde estaba,

naza