lunes, 6 de noviembre de 2006

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day by
Regresé a casa cargando con una caja vacía que me pesaba como todo el cielo junto haciendo presión sobre mi efímera existencia. La calle murmuraba un silencio multiforme y dilatado en cada rincón de mis pasos.
El frío gélido primaveral lustraba con su viento profundo a cada una de las estrellas que pueblan la noche (a veces desnudas, a veces sin tiempo). La noche de un lunes, cuando la guerra estalla.
Rebotaban los matices de la in-completitud sobre la superficie esteparia. Era como respirarlo, el hastío, como una filosa brisa de neutralidad rozandolo todo sin atreverse a tocarlo. El estado de reposo en absoluto movimiento. La historia de aquella ninfa insolente llamada Eco, condenada a repetir a los otros y enamorada de alguien que se repetía sobre un lago espejado. Una cicatriz indolora una guitarra que no desafía una luciérnaga diurna en Florida bajo la lluvia sobre la boina del anciano que toca una flauta por encima de su barba fosforescente una canción para los días de la vida que no cesa y no determina no obtura una lámpara prendiendo fuego las Iluminaciones de Rimbaud que nunca leí una letra un símbolo una semiótica paralizada una convención un espejo que miente y me dice que si una palabra un atisbo una reseña en el placard olvidada una molestia en la nariz una rima un consuelo que no arregla una pared en un campo abierto.
"
(...)
Y de noche,
cuando la vida de la ciudad
trepa las escalas del gallinero
de los café-conciertos
el ritmo entrecortado
de las flautas y el tambor
hieratiza las posturas egipcias
con que los hombres recuéstanse en los muros,
donde penden alfanjes de zarzuela
y el Káiser abraza en las litografías al Sultán...
En tanto que, el resplandor lunar,
las palmeras que emergen de los techos
semejan arañas fabulosas
colgadas del cielo raso de la noche.
"
Oliverio Girondo
Tanger
Calcomanías
1925
Si el día se hubiese animado de pronto a nacer pendería de un sol ardiente sobre esta planicie perceptiva en donde la clara noche del Japón lejano es una imitación de cualquier otro cielo negro del mundo. Las estrellas igualmente barnizadas por el frío de Noviembre, el sol errante y furtivo, las estaciones de subte potencialmente indistintas. Llenas de pájaros durmiendo entre los alambrados del andén que, de tener pesadillas, nos imaginarían volando.
d
*

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada... sólo quería agradecer su comentario en mi blog. Quiero suponer que con lo de los alquimistas te referías un poco a mí, un poco a tí también. Y un poco a todos lo que tratamos de salir adelante con esto de un modo digno.
Magníficas sus poesías.

Saludos d

Gloria dijo...

In-completitud, hastio: ecos. Me alegra encontrarte; nuestro querido Oliverio estaria contento de que alguien que escriba como tu/vos lo citara. Saludos.

Ezequiel dijo...

Me gusta este blog, definitivamente. Tiene poesia, imagenes, palabras. Dare una vuelta mas seguido...

Saludos

Ezequiel
www.unarazonparavivir.com.ar/blog

H.R.Cuenya dijo...

Hay vuelo, estas volando.