lunes, 30 de octubre de 2006

bagatelle

*
El dolor es un ardid de tu implacable mirada, que lumínica se abandona a la tarea de investigar que hay del otro lado del velo. -Más que palmas, más que golpes en el suelo, más que un ritmo homogéneo-. Y tocás con llamas negras los ojos predispuestos en círculo a tu alrededor de seres abyectos: los mares que lamen tu dulce canción.
Estás acunado en un rincón del suelo de baldosas tibias, el espacio que te abriga denota entre tu figura y lo circundante un leve contraste. Ese resplandor disfrazado de rostro es el que desentona y se destaca. Esa cadencia en tu expresión es la que dibuja una estela cautiva tras cada movimiento.
Y el dolor es un ardid de tu implacable mirada.
El dolor aliado que irradia la armonía de tus pasos en esta tierra:
¿cómo elevar por sobre los significados lo que compartís con tu música?
¿cómo purificar los fonemas para atestiguar el ensanche de un dolor que ya no duele?
¿cómo evitar la confusión de su dulzura?
Tu objetivo no cesa.
Insisten tus ojos en transmitir tu noble desconsuelo,
insisten en sellarlos del otro lado del velo.
Tu ángel sabe sentirte acompañado.
(La lluvia no vendrá a buscarte...)
Sos de quien ya no se regresa en ese instante infinito.
Tus palabras diurnas son repetidas sin gracia porque sabés que las horas
son sólo un relleno del vacío que provoca la ignorancia absoluta de los otros.
Sos quien es miles y es nadie.
Sos quien pudo esa noche transportarse hacia sí mismo para estallar en los mares que lamieron tu dulce canción.
"

(...)
Que estemos frente a frente
que nos hagamos parte

(...)
"
Abrazo de rodillas tu dolor que es el nuestro.
*
d

We came along this road

6 comentarios:

H.R.Cuenya dijo...

Abrazo de rodillas esta dulce cancion.

Sos una maza Dahlia.

Lala dijo...

Nena, me dejaste sin palabras, en un sinfin de imagenes y gestos, y recuerdos que antes eran dolor, y hoy son esperanza-que-quiere.
Hay ciertas almas, Dani, que entran en conacto con nuestros códigos ph para nutrirnos desde sus esencias celestiales. Con dolor renacen entre sus pecados y nos recuerdan que somos demonios que sólo queremos curar. Con la protección proyectamos necesidades en la mirada, en miradas que son más que ojos, incrustados en rostros que son más que piel en personas que son más que personas,
que son estandartes,
y a las vez,
banderas.

y van por la calle,
regalando momentos,
a los que sabemos
que necesitan
y que no necesitan
y que a la vez
de tan imprescindibles
se vuelven
etéreos,
como un pensamiento constante imposible de ser descripto,
o como un libro que todavía nadie escribió,
o como una película que nos encantó pero que sin embargo nunca terminamos de ver,
o como un obelisco que de noche enamora, y de día, te dice que no caminás solo las calles de baires.

hermoso, nena, como el dolor en ese rostro que veo ahora, que se recrea en cada sonrisa, que me transporta en cada suspiro, cuando las nubes corren más rápido y nosotros desde abajo nos quemamos en plena combustión por dar siempre un poco más de nosotros.

como diría el flaco:

Y al esperar,

cuando ya no estás...

nena veo que,

me cae el mundo a mí...

y es que además,

te agarraste el sol...

y no sé si al entender,

me libro del cielo,

y de aquella canción sin fin...

besote para la vecina que vive más cerca de lo que dicen los planos-.

Romina Berenice Canet dijo...

pasé por aquí
dejé una florcita en el dolor

Indalea dijo...

No exagere caballero!
soy de plastilina

Indalea dijo...

Juli
poco queda por decir. A veces (en luna llena, por ejemplo) me conmueve el hecho de generar en otra persona algo vinculado con la creación, y que eso se estire, se extienda, se expanda. Siento que los pocos hilos invisibles que uno imagina, de esa manera es difícil romperlos.
Hay cierta armonía que es preciso preservar. Hace un tiempito descubrí (y más lo reafirmás vos con tu "presencia") que la clave está en descifrarnos, en compartir lo que no tenemos.
Un fuerte abrazo nena

Indalea dijo...

mire usted!
justo al ladito creció una, Romi. Beso.