jueves, 7 de septiembre de 2006

¢

El náufrago pretérito sube a un transatlántico deslumbrante que al pasar, rebana el agua solemne del océano con un séquito de espumosas olas blancas, bien definidas, violentas, que me empujan y urgan en mis orificios nasales.
Yo bailo sin gracia ligera sobre la superficie de las ondas azules, poderosas.
Subidito a la proa ya no necesita de su balsa de madera pútrida.
Menos, por supuesto, de mi gomaespuma con forma de salvavidas que lo llevaba y traía frecuentemente para jugar al ahogado.
Oigo que llega desde allí arriba su dulce voz lamentosa:
-Chau! hermoso redondelito altruista! Gracias por haberme asegurado el flote!
Cálidas fueron las tardes en las que giré dentro tuyo!! chau, chau...adiós!...
Agita su mano frenéticamente. El soberbio transatlántico lo aleja de mi amorfa redondez.
No contesto, sencillamente observo con ese atisbo cínico en la mueca de descreimiento y pasividad que se dibuja en mi rostro y no se vé.
Ya se vá... ya se fue.

(...Es una perversión tan divertida, flotar en un mar inasible sintiendo el filo de la conciencia, que me dicta cuan precisa fue mi soledad al hacer que alguien sobreviva un ratito. Si, mi lúdica neurosis logra todavía desprenderse de la magnificencia absurda del dolor del flote a tientas, en un aislamiento extendido en kilómetros de agua pesada como polenta, y logra aún erguir la voluntad necesaria para no lamentarse por esa exterioridad que la llama para sosegar la angustia ajena. Y lo hace obstinadamente. Tal vez, el hecho de saberlo, anestesie. Tal vez, naufragos pretéritos seamos todos. Quizás, los salvavidas le den otro color a la cuestión...la mirarán desde lejos, la mecerán como a un niño en su cándida miseria).
Si alguien llegara, algún día, a la orilla de una isla fértil, todo lo hecho tendría un mínimo sentido que lo salvara del cesto residual tan parecido a la polenta marítima.
Al menos me lo invento. Me alcanza, es suficiente.
Eso, de todas maneras, no implica que guarde en mí la ilusión vana de creer que suceda.
Mientras tanto, la gomaespuma flota ondulante en el agua a la espera de algún bracito desesperado que busque seguir sintiendo la luz del sol.
d

No hay comentarios.: