miércoles, 30 de agosto de 2006
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Él dice levitar en un plácido sueño. En la atmósfera húmeda de una habitación sin tiempo.
Y me cuenta sin hablarme que descansa cuando asciende sobre el otro cuerpo dormido.
Del otro lado, los espejos circulares profundos negros
tiemblan incrédulos sin abrirse.
Silenciosa, lo observo: pequeño dentro de una burbuja
nadando a la orilla de ésos ojos que lo salvan de la muerte.
Ya casi se transforma en duende.
Lo pinto con pinceles viejos, lo pinto en mi pared carmín
gritándole a una lápida sin nombre sus deseos
desnudo en un jardín de invierno.
(Un óleo compartido que no me dejará dormir).
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2 comentarios:
queloparió... la felicito. Esto es muy bonito. Muy.
Digame... quien es donde escribe?
Byesos!!!
Es nadie, es canción, es celeste.
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