sábado, 25 de agosto de 2007

domingo, 19 de agosto de 2007

trash

a cada lado del lecho un muro
y un cuerpo arrojado
golosinas
la musa encadenada me grita
mi mirada mi fiebre ignoran su lumbre
mastico, observo mi jardín ahogado en lluvias,
no sabré cómo descifrar mi propia miseria
encenderé fuego con palitos de la selva
consumirá de mi la gloria de lo que ya se tiene,
esa falsa medalla, y seré un cadáver un rouge
si no hallo en mi morada la clave para pisar la hierba
la clave para sacar ventaja de todo lo seco
aunque mis manos crujen
y si no está, no lo tengo
presagio incandescente que mueres, vas, vienes
claro que se enfada mi aparato psíquico
caigo en la futilidad del desvelo
fraternidad disonante imposible conjugarla con mi desprecio
¡comería de los otros!
arrancaría de sus ojos las sombra de burla
despreciadores del silencio
manos de rapiña corazones furtivos
las festivas carcajadas de hielo
guirnaldas rodeando mi cuello
el amor no es cuestión de días y besos
y mi amor es iracundo
no tiene aroma dulce ni palabras suaves
mi amor desdicha, mi amor carne
pronto, en unos quince días
esta precipitación herrumbre de hueso
me nublará la vista no podré adorarte más
y tu cuerpogema de una zona luminosa del universo
el temple augusto y principesco será taciturno y vendrá por mi
como las pesadillas silenciosas que no se recuerdan
venceré al encanto
where the wild roses grow
beauty must die

y no sabré tu nombre te diré gema perdida
murmurando una canción en tono triunfante y doloroso
yazgo, colérica, en el lecho que me desvela
a un lado un sol partido al medio
al otro collages pasiones blancos matices dureza límite fin
yazgo, cansada de no saber respirar,
la niña fatigada vuelve hacia mis brazos con viento
acunada en una copa de sauces
trayendo en su boca el llanto de la ciudad ajena
dormida en la guitarra
que sea conmigo un instante

temo escribir el poema con polvos, sin frutos, con agua mía
dentro de unos días
de la niña que fue arrojada hacia el sol
y sólo había
un muro
que lo revestía

d

lunes, 6 de agosto de 2007

*



/


.

.

.

.

"

La tierra que nos tiene apenas es un árbol sin tiempo,
cuelga del cielo como un enorme manzano ciego,
la surcan ríos bravos y la mojan los lagos tiernos,
la rodean los mares con sus sólidos movimientos.
Ella se agarra a las nubes y oscurece los cielos,
hace del sol la fragua con la que cocina el sustento,
convoca a la lluvia fresca si se reseca el suelo,
de su corteza crecieron asfódelos y almendros.
Brota del bosque umbrío el olor de sus maderos,
estalla el volcán sangrando en mil penachos de fuego
se siguen las estaciones en su relevo perpetuo.
Por eso es tan ancha y tierna esta tierra.
Por eso es tan ancha y tierna esta tierra,
esta tierra que nos tiene, nos tiene vivos por un momento,
por un momento de tierra, de tierra madre con fundamentos.

(...)

"

de
Patricio Manns
y Horacio Salinas