¿Sos realmente un destello?
El Océano Pacífico fue creciendo en tus ojos al ritmo del faro más vivo.
Yo tenía
solo un barco de papel.
Pero era nuevo y yo
la capitana más aventurera del mundo.
Navegué:
Un Rumbo Perfecto.
(Fuiste la luz de mi noche. Un niño que ríe.
Conmigo cruzabas las piedras mientras jugábamos las últimas cartas del amanecer)
Sin embargo seguiste.
A través de las olas de años.
Hubo tsunamis. Humo y desiertos. Siempre al ritmo del faro más vivo.
Te veo en el surco que deja una lágrima que fue cayendo sobre tierra seca.
Girones de monte.
Abriendo tierras.
Pero los ojos del amor llenan las grietas.
Sanan la herida.
Sos Diente de León en nuestra propia montaña. Siempre helada pero regresas.
Nacido en la tierra abierta.
Yo me calzo las botas más fuertes
y abrigo mi pena para seguir tu huella.
¿Te encontré?
¿Me fui?
Nunca estuve ahí.
Pero la fuerza de esa flor amarilla
me empuja hacia vos.
La nieve se espesa.
Voy a cruzar las piedras como el niño que fuimos.
Voy a darte la mano y vamos a atravesar la cordillera de mares.
Sin problemas.
Contemplemos este paisaje...
Frente a nosotros un muro: natural. Majestuoso.
En el muro una flor amarilla se asoma. Nosotros sabemos que los millones de años y las millones de almas confluyen en cualquier punto del mundo que miremos y estallan en nuestros rostros.
Dos pares de ojos pulverizados.
Nos damos la mano como hermanos.
La miramos.
Pierdo las botas.
No quiero moverme de aquí.